Las virtudes cardinales en donde todas las virtudes morales se conectan, son la prudencia, la justicia, la templanza y la fortaleza. Pienso que el símbolo del arco y flecha son los más adecuados.
Me imagino un arco sostenido firmemente en la mano, para luchar por la justicia. La parte de arriba representa todo lo que le pertenece a Dios y lo de abajo es lo que le pertenece a los demás. Las dos puntas del arco están atadas con una cuerda.
Cuando estiras la cuerda hacia atrás, esto demuestra templanza. Cuando la dejas ir, esto demuestra fortaleza. En la virtud de la templanza, estiramos hacia atrás y nos contenemos. En la fortaleza empujamos hacia adelante esforzándonos a nosotros mismos.
Si nos falta valor, quizás sea porque no hemos practicado la templanza. Ayunando y negando a nuestra indulgente naturaleza, es como si estuviéramos estirando la cuerda fuertemente y esto hace que la flecha llegue más lejos. Si estiras a la templanza tan solo un poco, casi no dará suficiente fuerza cuando necesites la fortaleza.
El objetivo es aventar la flecha hacia el blanco. La prudencia que es la más importante de las virtudes, es representada por la flecha, es la decisión intelectual que nos dice a que dirección debemos ir. Con la prudencia podemos discernir si nuestras decisiones son justas, si están hechas con templanza y cuando necesitamos fortaleza.
Cuando pecamos, ya perdimos el blanco. Sin embargo, cuando todas las virtudes están trabajando unidas, ya le dimos al blanco.
