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Catholic World Art
Artist, Irene Thomas
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Ordenados desiguales
 
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El disco en la pintura simboliza a Dios; El Padre es el anillo dorado exterior, el Espíritu Santo es el espiral, y Jesús es el centro.
 
Las formas de colores representan la humanidad. Las formas dentro del circulo son orquestadas por Dios para queden juntas a la perfección como en las organizo.
 
Cada forma es diferente porque cada uno de nosotros somos diferentes, aun así cada uno de nosotros  contiene el mismo círculo interior. Para aquellos que viven en Dios, este círculo interior es dorado con la presencia de Dios.
 
El círculo interior es el que nos hace a todos iguales; iguales en nuestra inviolable dignidad de haber sido hechos a imagen y semejanza de Dios. La igualdad se encuentra en el alma, mientras el cuerpo demuestra que es desigual.
 
Es evidentemente obvio  que ciertos cuerpos son sanos mientras otros batallan con enfermedades. Hay aquellos que son inteligentes y otros que son cortos de alcances. Los hombres en general son más fuertes mientras las mujeres en general son más sensibles. Hay aquellos que son atléticos o talentosos y otros no. Hay unos que nacen en la riqueza mientras otros en la pobreza, y así sigue la lista. Cuando nacemos, no podemos escoger nuestro nombre, no escogemos nuestros padres, nuestra nacionalidad, nuestro sexo, nuestro físico, nuestro rostro, nuestro temperamento, ni tampoco el tiempo en la historia en que vivimos. Ni siquiera podemos escoger si queremos existir. Sin Dios no somos nada.  
 
Es la voluntad divina de Dios que nos trajo al mundo, por el motivo de nuestra santificación, Dios escogió hacernos desiguales  en cuerpo. Sin embargo Dios ordeno que nuestra alma fuera igual en dignidad.
 
Si rechazamos a Dios, negamos nuestra alma y le perdemos de vista en lo que verdaderamente está basada nuestra igualdad. Intentamos erróneamente transferir al cuerpo esta innata igualdad que le pertenece al alma.  Al rechazar a Dios como nuestro creador, nos arrojamos a la obscuridad exterior.
 
Cuando cooperamos con Dios en cuerpo y alma, nos convertimos en parte de su bien ordenado mosaico. Aquí Dios nos ha preparado con mucho amor un lugar para cada uno de nosotros. Aquí Dios nos ha  predestinado para el gozo eterno dentro de su divinidad.
 

Derechos reservados 2002-2024 – Irene Thomas
Traducido al Español por Rosie Aguilar