Cuando estamos arrepentidos y Dios perdona nuestro pecado, nuestra culpa se va, pero las consecuencias de nuestro pecado llegan lejos, no desaparecen tan fácilmente. Hasta el más pequeño de nuestros pecados hace daño a la Iglesia y al mundo. La justicia entonces reclama que hagamos penitencia para reparar lo que se ha dañado.
Uno de los regalos más magnánimos de Cristo son las infalibles enseñanzas de la Iglesia sobre las Indulgencias.
Los meritos ganados por Jesucristo y todos sus santos están simbolizados por la porción dorada de arriba de esta pintura. A esta tesorería de meritos disponibles para nosotros, le llamamos indulgencias.
La Iglesia ha recomendado ciertas oraciones y obras para ganar indulgencias de esta tesorería, para aplicarlas ya sea para nosotros mismos o para nuestros seres queridos ya fallecidos.
Las almas del purgatorio son purificadas dolorosamente. Gota por gota las venas rojas de estas almas es como si estuvieran llenándose de oro. Represento esto a lado izquierdo de la pintura.
Pero para acelerar la transfusión, se pueden aplicar las indulgencias parciales, estas pueden suministrar un levantamiento de sangre dorada que viene de la tesorería. Esto se ve en la sección de en medio de la pintura, mientras que a lado derecho, la indulgencia plenaria cambio las venas rojas a venas de oro todas a la misma vez.
Porque no aprovechar agradecidamente de estas indulgencias para hacer reparación por nuestros pecados y librar del purgatorio a las pobres almas?
